Rodrigo España

Nació en Tarija, en 1985. Vive en Salta hace 10 años. Tiene publicaciones en algunas revistas literarias y de rock, semanarios de poca monta y pasquines policiales amarillistas. Libros artesanales de narrativa y poesía: Los hombres verdaderos no matan coyotes (folletín); Fibonacci tenía un gato que se llamaba secuencia (cuentos); Ardiles gambeteando nazis (cuentos); El evangelio de blacsotán (experimento sonoro); Caballitos voladores entre los cables de alta tensión (poesía). Web: es.scribd.com/clausquinsqui





III

un capibara de la conciencia                       

de llegada un alambique de carne extenso, seseante y nutrido. un camión cisterna de la piel edificada sobre el protomártir que no pudo evadir las ansias. esta no es sino otra de las meriendas del hombre mono, del gorila esquizoide que habita entre las persianas. porque el miedo lo lleva en la sangre y su sangre es más espesa que el engrudo.
una canaleta de plexiglás por sobre todo el valle para que no se escape el alarido de los sabuesos. el olfato no es el mejor sentido para despertar en esta comisura de la contienda. olor a ciudad. a centro. a tradición.
poncho de hule por si el agua pasa volando. no se permite entrar con oídos. no se permite entrar con la boca llena. un quemaquema de paciente común. lento. más lento. hasta el cristal cortado. ahí el intercambio. un papel por varios papeles. de vuelta a la bocacalle.
no hay moneda bajo la virgen. hombrecito caminante lunar. hombrecito quieto. hacia arriba hay un resguardo. presuroso. libre, pero sin sombra. retorno a la espesura choripanc.
la tarde es todavía un resto por ser amortiguado. mientras no cruje, el hambre es un misterio. no queda sino, visitar a los patos.